La participación de los ganglios basales en las funciones motoras ha sido bien estudiada. Recientes experimentos neurofisiológicos, clínicos y conductuales indican que los ganglios basales también procesan información somatosensorial no nociceptiva y nociceptiva.
La mayoría de los estudios coinciden en que algunas neuronas dentro de los ganglios basales codifican la intensidad del estímulo doloroso. Sin embargo, estas neuronas no parecen codificar la ubicación del estímulo ya que los campos receptivos de estas células son grandes. Muchas neuronas de los ganglios basales que responden a la estimulación somatosensorial se activan de manera exclusiva o diferencial mediante estimulación dolorosa.
Las técnicas indirectas utilizadas para medir la actividad neuronal (es decir, la tomografía de emisión de positrones y los métodos de 2-desoxiglucosa) también indican que los ganglios basales se activan diferencialmente mediante estimulación dolorosa. Los experimentos neuroanatómicos sugieren varias vías por las que la información nociceptiva puede llegar a los ganglios basales. Los estudios neuroanatómicos también han indicado que los ganglios basales son ricos en muchos productos químicos neuroactivos diferentes que pueden estar implicados en la modulación de la información nociceptiva. La microinyección de opiáceos, dopamina y ácido gamma-aminobutírico (GABA) en los ganglios basales tiene efectos variados sobre el comportamiento del dolor.
La administración de estos neuroquímicos en los ganglios basales afecta los comportamientos de dolor supraespinal más consistentemente que los comportamientos reflexivos espinales. La reducción del comportamiento del dolor después de la estimulación eléctrica de la sustancia negra y el núcleo caudado proporciona evidencia adicional del papel de los ganglios basales en la modulación del dolor.
Algunos pacientes con enfermedad de ganglios basales (p. Ej., Enfermedad de Parkinson, enfermedad de Huntington) tienen alteraciones en la sensación de dolor además de anomalías motoras.
Con frecuencia, estos pacientes tienen dolor intermitente que es difícil de localizar.
En conjunto, estos datos sugieren que los ganglios basales pueden estar implicados en la (1) dimensión sensorial y discriminativa del dolor, (2) dimensión afectiva del dolor, (3) dimensión cognitiva del dolor, (4) modulación de la información nociceptiva y (5) ) activación sensorial de información nociceptiva a áreas motoras superiores.
Dr Juan A Cruz Velarde
Neurólogo
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