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Intervención psicológica insomnio infantil


Aunque muchos padres y médicos no están de acuerdo en administrar sedantes e hipnóticos a los niños, el tratamiento de los trastornos del sueño todavía sigue estando asociado en muchas ocasiones a estos fármacos.

El tratamiento farmacológico puede ser efectivo en determinados trastornos, como en el caso de las parasomnias; las técnicas de modificación de conducta están mostrando una gran eficacia en los tratamientos de los trastornos del sueño, incluso en niños pequeños.

Muchos de los trastornos del sueño son resultado de una serie de factores relacionados con aspectos de la conducta de la persona, y no tienen nada que ver con alteraciones fisiológicas: entre estos factores destacan la ansiedad, el ambiente en el que duerme el niño y diferentes elementos que pueden reforzar y mantener el problema.

Las alteraciones de sueño que no están causadas por algún problema físico son consideradas como un síntoma de algún problema psicológico; personas que normalmente no presentan problemas de sueño, sí los tienen en épocas de estrés ó preocupaciones. Los niños que están atravesando problemas en la escuela ó en su casa pueden desarrollar, como consecuencia, algún tipo de trastorno del sueño.

Existen muchos factores ambientales (la temperatura del dormitorio, la dureza del colchón, el ruído, el hecho de compartir dormitorio, etc.) que pueden influir en la calidad del sueño.

Los hábitos de sueño determinan la calidad del sueño. Muchos niños ó adolescentes con problemas para quedarse dormidos, suelen utilizar su dormitorio para leer, ver la televisión, escuchar música, etc.; el resultado es que el dormitorio deja de ser un factor facilitador del sueño para convertirse en un elemento inhibidor. Otros malos hábitos de sueño son consumir bebidas y comidas que contienen sustancias activantes antes de irse a la cama e ingerir excesiva comida en la cena.

Actualmente la Psicología tiene un gran repertorio de técnicas de tratamiento de los trastornos del sueño que han demostrado sobradamente su eficacia en pacientes adultos.

Para que estas técnicas sean aplicadas con éxito a niños y adolescentes, deben adaptarse a las capacidades propias de éstos: instrucciones muy claras y didácticas, tanto al niño como a los padres, asegurarnos de que éstas han sido comprendidas, hacer las tareas lo más atractivas posible, etc..

El sueño depende de cuatro factores: tiempo, organismo, conducta y ambiente.

Dr Juan A Cruz Velarde Neurólogo www.neuronae.net


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