La flexibilidad cognitiva es una función importante dentro de las funciones ejecutivas frontales que incluyen los procesos atencionales, control de impulsos y control de la interferencia de la entrada de información.
En muchos pacientes con trastorno de déficit atención e hiperactividad(TDAH), los problemas de aprendizaje o rendimiento cognitivo ya no dependerían sólo de una alteración de la atención sino también de procesos como la flexibilidad cognitiva.
Esta función reside en la corteza dorsolateral frontal y nos ayuda a establecer estrategias generales a partir del aprendizaje de experiencias pasadas y ser capaces de adaptarnos a cambios externos. Estas alteraciones generan una tendencia a la perseveración y dificultad en generar nuevas soluciones para resolver problemas.
Se produce una incapacidad de cambiar de conducta o rigidez cognitiva ante acciones o comportamientos que no están siendo eficaces para lograr los objetivos, perseverando en las mismas respuestas ineficaces.
Las áreas dorsolaterales del lóbulo frontal son de las últimas en madurar en la infancia y no se hacen completamente funcionales hasta la adolescencia, aunque puede existir alteraciones funcionales en su neurodesarrollo tanto en adolescentes como en pacientes adultos.
Pueden ser susceptibles de mejora mediante estudio con exploraciones neuropsicológicas específicas, cartografía cerebral, estimulación cognitiva dirigida o tratamiento mediante neurofeedback.
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